Llevo a las rastras a mi novia, a mi sobrino, a mis padres para encontrarlos. Después de todo, es un momento histórico.
Se sacan las escafandras y es el horror. La piel, verde y maloliente. Los ojos amarillos de serpiente, son la encarnación del Mal.
Como en una pesadilla, no puedo ni gritar, mis piernas son de barro. Miro a mis costados buscando la tabla de salvación. Mi novia, mi sobrino y mis padres, desnuda su piel de color verde, me miran, me señalan horrorizados.
Gritan y se tapan los ojos amarillos, para no ver mi piel blanca.
Claudio Avi Chami
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